viernes, 17 de mayo de 2013

Viernes, 17 de mayo: Copenhague


Decidimos empezar la visita a Copenhague en la oficina de información turística. Allí conseguimos un mapa de la ciudad y nos recomendaron un itinerario a pie que nos permitiría ver los puntos más típicos de la ciudad. El recorrido empezaba y terminaba allí mismo, en la calle Vesterbrogade, y justo enfrente teníamos el parque de atracciones Tivoli y el Hard Rock Cafe, así que parecía lógico terminar el día allí, dando una vuelta por el parque y comprando algún recuerdo en la tienda del Hard Rock.

 
La idea inicial era caminar hasta el puerto viejo, Nyhavn y desde allí tomar uno de los barcos que recorren el canal, bajar del barco en la zona de Christiania y después de visitarla, volver a Nyhavn de nuevo en barco. Desde allí, vuelta al origen, andando, por otra ruta diferente.



Finalmente, por cuestiones de tiempo, no pudimos coger el barco adecuado y en el que fuimos no te dejaban bajar hasta el final del recorrido. Así que tuvimos que cambiar de planes. Después del paseo por los canales, comimos en el mismo Nyhavn, que estaba lleno a rebosar.

De ahí a Christiania en metro. Christiania se autoproclama comunidad independiente y así es reconocida por el Gobierno. Tienen sus propias leyes y permiten, por ejemplo, la venta de drogas blandas en la calle.
El ambiente es de lo más variopinto, ya que se mezclaban los habituales de la zona, muchos de estética más o menos hippie, con distintos grupos de turistas (hasta uno de jubiladas). La convivencia, al menos a las 4 de la tarde, era tranquila y a ello contribuyen las tres reglas básicas que aparecen escritas en distintos carteles: "Eres bienvenido siempre que: 1- No grites / 2- No corras / 3- No saques fotos (ni vídeo)". Así que respetando esos tres preceptos, se puede visitar la zona sin problemas.

De vuelta al metro llegamos a Nyhavn. Allí reanudamos la marcha por la Ostergrade, una calle peatonal donde se congregan gran cantidad de comercios.

Finalmente llegamos a Tivoli. Es más que un parque de atracciones. Hay teatro, tiendas, bares, jardines y una programación estable de conciertos. El día que estuvimos el concierto era del grupo danés TV2 y el ambiente que hubo se puede ver en la foto. Nosotros no nos pudimos quedar al concierto porque teníamos todavía una hora y media de viaje hasta Odense y había que confirmar todavía los billetes de avión.

 
Photo Credit: www.fredagsrock.dk

Y cuando ya estábamos a punto de salir, tuvimos una última sorpresa. Nos topamos con el Friday Night Skate, que organizan cada 15 días y que concentra a gran cantidad de patinadores que toman las calles de Copenhague haciendo una ruta. En el vídeo se ven 3 minutos y medio de patinadores, pero estuvieron unos 6 minutos pasando sin parar.


Copenhague es una ciudad increible y, sin duda, merece la pena dedicarle unos días para conocerla bien... así que habrá que hacer lo posible por volver.

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